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Arte y Cultura

La Feria del Cartón, el rincón tapatío para Día de Muertos

Como cada año, el Parque Morelos se llena de los colores y las formas característicos del Día de Muertos. Esta feria tradicional se lleva a cabo desde hace más de ochenta años, en la cual los contornos de la antigua Alameda porfiriana se visten de papel picado, flores de cempasúchil, calaveras de azúcar, pan de muerto, figuras de barro y un sinfín de productos para celebrar una de las fiestas más emblemáticas de la identidad mexicana.

Y a pesar de que cada vez es más común que las piezas de artesanía, los dulces típicos y lo que consideramos “tradicional” se vea influenciado por los mercados globalizados y hasta sean producidos en alguna fábrica perdida de China o Marruecos, este pabellón es aún un oasis de productos hechos en su mayoría por manos mexicanas.

Calaveritas de azúcar.

En cada puesto encontrarás desde lo más típico hasta las figuras reinventadas con motivos de Coco, la película de Disney. Lo que más encontrarás son figurines de barro para decorar tu propio altar, así como calaveritas de azúcar, las cuales puedes personalizar con tu nombre. También hay puestos de pan de muerto y de catrinas de chocolate, además de algunos puestos de comida y juegos mecánicos: el festín es completo.

Figuras de barro para decorar altares.

Muchos de los vendedores son los mismos artesanos y cocineros de los productos que se venden. Las figuras de barro en su mayoría se realizan en Tlaquepaque o en Tonalá, y recuperan temáticas de la cultura popular mexicana. Como esas dos figuras de calavera, vestidas cada una con los escudos de los equipos locales de futbol de la ciudad: Atlas y Chivas. Esta feria nos recuerda el jolgorio típico de lo mexicano que sale a relucir con mayor color en los primeros días de noviembre.

A la feria también asisten artesanos de otras partes de la República: como aquellas alfareras michoacanas que venden cocuchas, esas fascinantes ollas de barro provenientes de la meseta tarasca; así como las hermosas muñecas de papel hechas en Celaya, Guanajuato, o los panaderos de Tlaxcala que traen sus recetas desde el Altiplano.

Calaveras de barro hechas en Tlaquepaque con los escudos del Atlas y las Chivas.

Esta feria es casi tan antigua como el parque, donde no solo se han vendido objetos para el Día de Muertos, pues eso de “cartón” hacía referencia a los juguetes tradicionales que se podían conseguir en la zona. De hecho, el nombre completo de la feria es del Cartón y el Juguete. Y aunque todavía puedes encontrar algunas piezas (como las muñecas que mencionamos), en su mayoría está dedicada a los altares y calaveritas.

Este espacio es un recordatorio de cómo la tradición de Día de Muertos ha tomado un carácter particular en las ciudades, diferenciándose por completo de las tradiciones rurales. Mientras que en el campo la fiesta de todos los santos revive mitologías y vive con espíritu sereno de rituales más allegados a la tierra, en la ciudad se vuelve una fiesta de colores donde la emblemática figura de la catrina de Posada toma el papel principal. En la Feria del Cartón vemos esto: un ritual alegre donde llenamos de azúcar, flores y color a quienes se fueron.

Vendedores de juguetes en el Parque Morelos, la foto es cercana a 1925.

La manutención de estas ferias y tradiciones nos hablan de un testimonio vivo de que nuestra cultura sigue latente y dinámica, y de que la creatividad de las manos mexicanas es imparable. El Día de Muertos es un pretexto que combina múltiples tradiciones culturales de todo el mundo para hacer protagonista a nuestras piezas de arte popular.

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