Por Óscar Beltrán
Los viajes al espacio siempre han sido un tema favorito en el universo del cine, encontrando aquí grandes historias reales cargadas de drama, y otras más enfocadas de lleno en la ciencia ficción.
El director de moda en Hollywood, Damien Chazelle (Whiplash y La La Land) y el más joven en ganar el Oscar a mejor director, decidió arriesgarse en su tercer cinta y meterse de lleno en la historia de Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna.
Estelarizada por un soberbio Ryan Gosling y la creciente estrella Claire Foy, la película tiene una manufactura impecable que no desentona con las dos anteriores entregas del creador, aunque al final navega entre aguas que no termina de explorar con profundidad, aunque eso no le resta ser una de las grandes películas de este cierre de año.
Cuando uno escucha que esta pretende ser una película biográfica de Neil Armstrong y todo lo que conllevó la carrera espacial en los Estados Unidos, podría imaginarse una trama que busca retratar y engrandecer héroes. La realidad es que el trabajo de Chazelle se aleja de esto, aquí no hay héroes, aquí hay seres humanos complejos, llenos de inseguridades, miedos y que los persigue la tragedia.
Desde que arranca, nos dan un adelanto de lo que nos vamos a enfrentar a lo largo de casi dos horas y media de duración: una escena claustrofóbica de Neil probando los primeros aviones que buscan cruzar la atmósfera. Eso es uno de los grandes aciertos al momento de contar esta historia, aquí cambian los grandes y fastuosos efectos especiales de mostrar grandes imágenes espaciales, para centrarse en el interior, hacer parte al espectador de lo que vivía un astronauta dentro de estas naves que comenzaban apenas a soñar con poder llegar a la luna.
Y es que esta es una película que habla de ese lado humano. Nunca se muestra a un Armstrong ambicioso o uno entusiasmado con ser el primero en poner un pie en la luna. No. Lo de él es un camino para superar su depresión y derrotar a su dolor y demonios internos. Es un padre que perdió a una hija y que no sabe como sobrellevar esta parte de su vida; es aquí que parece que casi de una forma masoquista, sigue aferrado a obtener un éxito, pues esa es la respuesta para poder encontrar la felicidad.
Muy digna es la actuación de Foy como la esposa de Armstrong, que vive de forma distinta el duelo, pero si carga con el peso de dos niños rebeldes y que hacen notar que viven con un padre ausente. Sus escenas de confrontación a su marido son las humanas, las más fuertes y que no dejan indiferente al espectador.
Aquí no hay mayores detalles en la parte tecnológica y el entrenamiento de los astronautas. Aquí Chazelle se centra en las pérdidas humanas, en los desafíos que representó la carrera espacial de parecer un capricho sólo para derrotar a los rusos. En contraparte muestran las quejas de la sociedad que piden dejar de gastar en querer llegar a la luna y se centren en problemas reales y terrestres, lo cual le va agregando un gran valor y peso a la trama.
Finalmente, los tres puntos de mayor fortaleza de esta bien lograda cinta, son: la música. Es una belleza de soundtrack que tiene personalidad propia y siempre se disfruta cuando aparecen los acordes, es simplemente perfecta. Las escenas de la luna son hermosas, muestran un ojo inteligente, en el que más allá de la grandeza, resalta la calidad y realidad. Te sientes parte de ese “primer paso para el hombre, pero gran salto para la humanidad”.
Y lo mejor. El desarrollo de personajes, los estelares se alejan del arquetipo de bondad y heroísmo, aquí sufren, las escenas de las ruedas de prensa son cumbres, pues vemos que Armstrong no busca ser carismático. Los secundarios son piezas que van embonando en los momentos correctos, sin ser innecesarios o no desarrollarse, cada uno tiene su razón para estar y después desaparecer. La forma de retratar a Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna, es soberbia, pues lo muestran tal como es, arrogante y con un humor negro y difícil de comprender.
Sin duda esta cinta es candidata seria para aparecer en la época de premios, reafirmando la buena carrera que está forjando Damien Chazelle.
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