Benito Zamora nació en el año de 1951 en la Perla Tapatía. A temprana edad descubrió las habilidades manuales que más tarde lo llevarían a perfilarse como uno de los artistas plásticos jaliscienses más importantes.
En Plans charlamos un poco con el artista acerca de su trayectoria, su obra y los elementos que imprimen su sello individual en la pintura mexicana.
Benito Zamora fue un niño cuyos ojos estuvieron alimentados por las revistas de moda y la arquitectura local. En la secundaria cursó un taller de escultura, que comenzó a tomar el lugar de otras actividades y asignaturas. La preparatoria entonces fue su último destino académico:
“Yo fui un rebelde, muy radical de la década de los 60. En esta época se cuestionó la manera de vivir. No queríamos dedicarnos a algo que no nos gustara. Por eso fuimos una generación idealista”
Benito no terminó la preparatoria. Siempre buscó congruencia en su espíritu rebelde y apasionado. Él asevera que, de haber terminado la preparatoria, probablemente hubiera seguido el camino de las letras, sin embargo, en la plástica encontró un modo de vida completamente autodidacta; mismo que lo llevaría a continuar y vivir de su oficio:
“Pocos, yo me considero entre ellos afortunado porque logré vivir y hacer lo que pensaba. Muchos se entregaron al sistema y no los culpo, de algo hay que vivir y trabajar, mantener a la familia. Desde los 20 años vivo de mi trabajo creativo”.
“Me considero afortunado, logré vivir y hacer lo que pensaba”
Benito de inmediato notó la prevalencia del arte moderno entre sus contemporáneos; sin embargo, siempre se identificó con personas que buscaran su propia voz, la jalisciense. Grandes genios como Remedios Varo, Escher o los franceses René Magrite y Marc Chagall fueron sus más notables influencias. Finalmente, la búsqueda y culminación de su voz plástica pretende seguir la línea de las raíces mexicanas de los pintores Javier Arévalo, José Guadalupe Posada y Rufino Tamayo.
Hacer un arte propio, sin integrarse a las corrientes europeas es la realidad pictórica que Benito nos quiere mostrar.
“Soy figurativo en la forma, pero no realista. Mi contenido es realista mágico. Busco la descontextualización del objeto, y la abstracción de las figuras sin que pierdan la forma”
Su arte no pretende las formas folklóricas sino las mexicanas. Los elementos prehispánicos, el color y el contexto en una atmósfera natural reconocible por sus paisanos.
“Animales” es la serie en la que recientemente trabaja y en ella encontraremos los elementos fantásticos fijados por la geometría. Esta serie enaltece detalles de las obras anteriores yendo de la figura humana a la abstracción en esencia de cada uno de nosotros: la animal.
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