Desde que arranca la primera escena de la película, nos damos cuenta que esta será una experiencia totalmente distinta a lo que conocemos por parte de la franquicia, con un tono casi de cortometraje, no vemos grandes logotipos, ni escuchamos música ensordecedora; pero si hay seres humanos, viviendo y sufriendo.
Avengers: Endgame presenta la historia de un grupo de héroes derrotados y su tormento frente a los acontecimientos ocasionados por Thanos en Infinity War. Una cuadrilla alejada del ojo público, pero con una obsesión enfermiza por, valga la redundancia, “vengar” al planeta Tierra.
Con un equipo de superhéroes conformado casi en su totalidad por los Vengadores originales, la trama se centra no solo en los combates típicos de una cinta de cómics, sino en las batallas internas y los procesos de duelo que cada uno de los personajes principales debe sanar.
Anthony y Joe Russo, directores del filme, heroicamente cumplen con la encomienda más grande que tiene la película, pues logran encontrar un balance adecuado entre múltiples narrativas, que brindan un cierre digno al arco dramático de algunos personajes, pero reabren y fortalecen otros tantos.
Avengers: Endgame está envuelto en un fuerte sentimiento de que algo ha terminado, pero a la vez presenta un nuevo comienzo.
Llama la atención que, en esta entrega, el mayor villano para los entrañables héroes no se presenta exclusivamente en manos de Thanos, sino en el sentido de desunión que invade a los personajes, sea de forma geográfica o interpersonal.
Quizás es también esa sensación de fragmentación uno de los puntos débiles de esta descomunal película, pues en momentos pareciera que la información necesaria para contar la historia es demasiada para una sola obra.
Digámoslo como es. Probablemente esta no es la mejor película del Universo Cinematográfico de Marvel o (MCU por sus siglas en inglés), pero sí es la más importante y será la más recordada por un buen tiempo.
Marvel Studios sabe trabajar en equipo para darle a los fans lo que esperan (y un poco más). En múltiples ocasiones la sala de cine se queda muda, en otras, es difícil escuchar por encima de las carcajadas; y en otras simplemente son las lágrimas de la audiencia las que acompañan los diálogos de la cinta.
El adjetivo “Épico” probablemente se quede corto para describir el último acto de la película, donde los directores no escatimaron en recursos (técnicos y cinematográficos) para entregar una imponente batalla final, que da paso a algunos de los momentos más íntimos y emotivos de toda la franquicia.
A pesar de ser una cinta de superhéroes, una de las sorpresas más gratas es el humanismo con el que percibimos a los personajes, en gran parte gracias al mejor despliegue actoral que hemos visto en 21 películas por parte de Chris Evans, Robert Downey Jr y compañía.
No estamos frente a una película perfecta, ya que, no podemos negar que el ensamblaje de la cinta es en muchos momentos apresurado y los adornos son excesivos.
Así mismo, Avengers: Endgame es una pieza que indiscutiblemente requiere de conocimientos previos, pues los personajes y referencias provenientes del pasado del MCU, son tan incontables que terminarían por desorientar a un espectador que no esté familiarizado con todas y cada una de las entregas anteriores. Aun así, esta es una de “esas” ocasiones en las que las virtudes y la nostalgia opacan a los errores que pudiéramos percibir.
La percepción final de la película comparte sentimientos con la escena de cierre: una vida llena de logros y también de altibajos, pero que, a pesar de todo, nos entrega momentos memorables que nunca serán olvidados.
*Como acotación: Esta es la única película de Marvel que no cuenta con una escena después de los Créditos. Así que puedes huir con toda libertad de la sala después 3 horas.
Texto por: Sergio Andrés Gómez
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