Adaptación cinematográfica de Widows, miniserie británica de 1983, ambientada en el Chicago contemporáneo, sobre cuatro mujeres con nada en común excepto una deuda heredada por las actividades criminales de sus difuntos maridos. La viudas deciden tomar las riendas de su destino y conspiran para forjarse un futuro con sus propias reglas.
El ganador del Óscar como mejor director, Steve McQueen, decidió alejarse de las cintas de época, tras conseguir con 12 años esclavos la mejor película de 2014 en los premios de la Academia. Esta vez, con Viudas, se traslada a tiempos actuales, en una Chicago llena de situaciones que van llevando a un abismo constante, pero en donde resaltan las mismas problemáticas que lo han acompañado.
Lo primero que profundamente llamó mi atención de esta cinta no solo fue el elenco encabezado por Viola Davis y Collin Farrell (yo sí lo respeto y mucho como actor), tampoco la dirección que es garantía con McQueen. Fue el guion, co escrito por Gillian Flyn, quien nos ha heredado una de las novelas de mayor impacto en la literatura, y también en su adaptación al cine, Perdida. Esa combinación sonaba monumental, y el producto final hace que esta historia sea poderosa en su guión, sumamente ingeniosa, pero con un trasfondo que de verdad mueve fibras sensibles e impacta a cada paso.
Racismo, políticos corruptos, personas que son malas por naturaleza, desigualdad de género, discriminación social, son algunos de los temas que vemos pasar en esta compleja película, que tiene como gran punto a su favor que sí es capaz de tenerte atento y al filo del asiento. Hay giros de tuerca, pero los diálogos están cargados de poder, tanto así que llegan momentos en que quedas pasmado ante la fuerza del discurso que se está viendo en pantalla.
Esta cinta es difícil de clasificar, porque podría incluso sentirse que son dos partes distintas. Por un lado tenemos el drama y sufrimiento de tres mujeres esposas de criminales, que los pierden en una brillante y dura escena inicial, de ahí se convierten en viudas. Ellas intentarán demostrar que pueden sobrevivir sin un hombre que les dé sustento, aunque al final tendrán que asumir el rol de asaltantes que sus esposos tenían en vida, mostrarse fuertes y entre situaciones que de pronto pueden ser cómicas, pero que al final hacen una labor que se aleja de las tradicionales películas de este rol; es decir, aquí no hay tecnología.
La otra parte, digamos, es la masculina. Un político corrupto, hecho a la vieja escuela de la mano de un padre que es racista y no ve tanto por los marginados. Su rival en la contienda política es un afroamericano que no busca el poder por ayudar a los suyos, más bien es uno de esos pandilleros que nacieron por culpa del sistema corrupto y que es racista en todo momento. Iglesia, inmigrantes, el uso de las armas, política, racismo, discriminación, todo te lo van aventando en la cara, no hay tiempo para digerir. Es hasta el final donde esta película te dejará descansar, pero te pondrá a pensar profundamente en los temas de una sociedad que se muestra podrida, con poco margen de esperanza, y en donde a pesar de estar en pleno siglo XXI, hay situaciones que nos hacen retroceder en el tiempo.
No, no es lo mejor de McQueen. No. No es la mejor actuación de Viola Davis. Tal vez no sea la mejor película del año, pero sí es una de las más profundas, una de las más duras, y una de las más entretenidas. Y digo yo, si alguna vez premiaron Crash en los Óscar, esta es una obra mucho mayor abordando temas similares. Y la verdad debo admitirlo, no me dio tiempo para pestañear y me tuvo pensando y reflexionando, emocionado cada momento. Lo mejor es que no fui el único, el cine estaba igual, y es que la película tiene momentos que de verdad sorprenden y la hacen fuerte.
