“¿Qué es una carta sino una forma vacía para ser llenada de significado?”, dice la inaudible voz en off de “Cartaparaalguien”, pieza de Zazil Barba exhibida en Espacio Cabeza, en el marco de la exposición Otro trabajo, otro trabaja.
Para una buena parte de nosotros resulta un poco difícil no tener una relación un tanto conflictivacon el arte contemporáneo. Empero, con la visibilización, cada vez mayor, de iniciativas como PreMaco, ruta ya obligada para la escena cultural de la ciudad, es posible (y accesible) conocer más de cerca de qué va la producción artística contemporánea.
Exposiciones como la citada al principio de este texto estuvieron en los highlights del circuito. Y no es para menos: Otro trabajo, otro trabaja, cuestiona el papel del artista como único creador, generando un espacio para aquellos artistas, los otros, que trabajan a la sombra de un nombre con más reconocimiento.
Bajo este contexto, al recorrer la exposición, las piezas cobran sentido y es imposible no hacerse preguntas: ¿dónde están los límites de lo que podemos nombrar como trabajo colaborativo?, ¿cuál es la verdadera relevancia de un nombre?, ¿quién es, realmente, el creador?
En Páramo, Interrogatorio Inverso, pieza y título de la exhibición del artista capitalino Miguel Calderón, llama la atención desde el morbo (quizá) del espectador. Una serie de coincidencias y actos premeditados llevaron al artista frente al director de la Interpol en México. Los relatos de él sonaban tan inverosímiles que para Calderón la manera más contundente de presentarlos era a través del agente mismo. A la par de las versiones de este, el artista trabajó también con los archivos de Televisa, lo que plantea las posibles vertientes de una misma historia: la de quien la atestiguó, la versión oficial y el papel del artista entre estas interpretaciones.
“¿dónde están los límites de lo que podemos nombrar como trabajo colaborativo?, ¿cuál es la verdadera relevancia de un nombre?, ¿quién es, realmente, el creador?“
Para Miguel Calderón resulta chocante que le pidan explicaciones claras, concisas y sin errores sobre su trabajo. Él no busca emitir ningún juicio sobre lo que sus piezas implican, sino, como en Otro trabajo, otro trabaja, permitir que el espectador se lleve las preguntas y él mismo les dé las respuestas. Es como escribir un ensayo, le dije a Miguel cuando me contó de esta idea. La pieza es el problema, el camino tal vez. Es quien la ve, finalmente, el portador del significado.