El Cineforo de la Universidad de Guadalajara viene viviendo cambios, tomando nuevos aires y evolucionando. Demostrando que no les gusta el tema de estancarse. Que como todo en la vida, hay que arriesgarse y dar el paso adelante.
Lo que no cambia, porque eso es sagrado, es la calidad de películas que se proyectan en esta sala. Siempre me ha parecido que guarda cierto misterio, y un cobijo que es inexplicable. Pues al ser subterránea, me hace sentir en algo apegado a lo que era el cine antes.
Este espacio dedicado al cine, se ubica en el piso -1 de la Rectoría de la UdeG. La que se encuentra frente al MUSA y luce imponente sobre avenida Vallarta.
La apuesta, y que se debe aplaudir siempre, es por tener ciclos de cine de culto, de autor, con un toque artístico que escapa a las fastuosas producciones de Hollywood, y que encuentran aquí la oportunidad de ser proyectadas. Normalmente las cadenas comerciales les dan la espalda.
Y bueno… Antes de pasar a darte los puntos de por qué es bien chido ir a ver pelis al Cineforo, va un poquito de historia (sin aburrir).
Este cine abrió sus puertas en 1988, y en su andar fue quien suplió a la extinta Sala Juárez. Le caben 440 personas y ahora más que nunca está unida al Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Pero vamos a lo perrón, es momento de visitar al Cineforo y dejar descansar un poco a las salas comerciales. Échate un clavado.
El diseño arquitectónico del Cineforo es algo sumamente llamativo y que captura tu atención justo cuando entras a la sala. De pronto recuerda a un acogedor teatro, y también le da ciertos aires a su vecino de enfrente, el Paraninfo. Aunque claro, guardando proporciones.
Aquí lo chido es que de donde te sientes vas a ver perfecto. No sentirás o que estás muy lejos o muy cerca. Es así que fue pensado, para que aún estés en la esquina de hasta el fondo, puedas disfrutar de la función sin broncas.
Uno de los recientes cambios que ha vivido este mítico espacio de cine, es que en busca de unificar las salas de proyecciones alternativas en la ciudad, se ha convertido ahora en la Sala Cineforo de la Cineteca del FICG (todo eso). Logrando con esto unificar ambas partes al momento de decidir que películas se van a proyectar. Esto le da mayor realce y también la importancia que siempre ha merecido.
La importancia de que existan estos espacios, es que las funciones se disfrutan como tiene que ser: en silencio, disfrutando la película viviendo y dejando vivir. Viendo la película sin sentirse en una tarde en el café para echar chisme. Sí, así es como suele pasar en las salas comerciales. En donde a veces piensan que el hecho de que apaguen las luces, es para hablar más fuerte y molestar al resto de la sala.
Aquí es para los apasionados al séptimo arte, los que le tienen aprecio y comprenden el valor de sentarse y adentrarse durante dos horas en lo que tiene que contarnos el cineasta. Identificarnos con la historia y llevar nuestras emociones al límite. Todo esto es posible gracias a la clase de películas que se proyectan en esta sala.
Este punto es clave, único, dan ganas de pararse y aplaudir. Bendito sea el Cineforo por armar ciclos que hacen que uno se la quiera pasar ahí metido, pagando sus 45 pesotes por función.
Y es que los hay dedicados a corrientes como el Expresionismo alemán, algunos a cintas bélicas, otras con causa humanitaria. También están los dedicados específicamente al cine de un país, como puede ser Suecia, España, o el ya tradicional Tour francés.
Estos ciclos hacen que nosotros los usuarios nos sintamos parte de algo. Tomados en cuenta y con la oportunidad de ver películas que incluso son complicadas de ver en línea, o de obtenerse físicamente para ver en casa.
Y parece que aquí es donde mejor les va, y es que hay que estar evolucionando, ofreciendo algo a los asiduos visitantes. Han pasado a remodelar los asientos, las instalaciones, pero lo más importante es en el tema de proyección. Ya cuentan con calidad digital 4K, logrando una experiencia envolvente, con imágenes nítidas. ¡Y que decir de la calidad de sonido! Esto es lo que hace que no tenga nada que envidiarle a esas cadenas que se encuentran en las plazas.
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