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Cine y Teatro

¿Roma, la mejor película mexicana? Mejor piénsalo dos veces

Así como lo lees, muchos dan por hecho que la magna obra de Cuarón ya es la mejor película mexicana. Aquí te doy más de una razón, para que cambies esa forma de ver el cine mexicano.

Me gustaría comenzar diciendo que Roma padece de un fenómeno que aqueja a muchas cosas en la vida. Para ejemplificar de forma más sencilla, sufre del síndrome ya lo leí para hacerme el interesante.

Así como con el Quijote, que muchos dicen “uuuhhh claro que ya lo leí, hasta dos veces (aunque tiene más de 1,500 páginas)”, cuando por dentro saben que nunca jamás han pasado de la página 3, o de plano de leer el resumen de 5 páginas.

Eso justo le pasa a Roma, muchos por subirse al barco, dicen que es lo máximo… y pues no es cierto.

Este mes estamos de manteles largos en cuanto al cine nacional se trata, pues se celebra su propio día, en el que se vale echarle todas las flores a nuestras producciones. Por un día, nos podemos dejar de quejar que nos sigan entregando películas bobas, con lenguaje soez y desnudos de Martha Higareda. Esta vez, se vale destacar lo que se ha hecho bien.

Y lo prometido es deuda, aquí te va una lista de películas mucho mejores que Roma, en muchos sentidos, siendo grandes producciones que realzan el cine hecho en México. Aunque también, deberías hacerte un favor y verla.

Los olvidados (Luis Buñuel)

El mero papá de los pollitos, el cine mexicano no se podría concebir sin la existencia de alguien como Luis Buñuel, que si bien es nacido en España, México lo adoptó y nos regaló grandes películas y las mejores actuaciones de Silvia Pinal. Aunque usted no lo crea era toda una rompecorazones antes de “Mujer casos de la vida real”.

Y esta película mexicana, es a mi gusto, la obra cumbre de su cinematografía. Un duro revés a la realidad mexicana, en donde la pobreza es no sólo carencias, sino un estilo de vida, en el que el riesgo se vive a diario. Una historia dura, directa, que pega con punch y que hace que más de uno se suelte a llorar. Es cruel, pero muy real. Agradezco con todo mi ser haberla visto hace años, creo que aquí nació mi amor al cine.

Güeros (Alonso Ruizpalacios)

Señora joya del cine mexicano, con actuaciones sinceras, conmovedoras, con una trama sencilla, sin andar rebuscando nada, este es un homenaje al cine y a la música. Esta película mexicana, narra una travesía familiar que es también, una muestra del poder de los jóvenes y de los movimientos sociales. Entrañable a más no poder, vale la pena verla más de una vez, siempre le encuentras algo nuevo.

Amores perros (Alejandro González Iñárritu)

Aquí nació la leyenda de Iñárritu, aquí se escribió con letras doradas el inicio para una nueva era del cine nacional. Apoyándose de una forma de contar fragmentada, al estilo Tarantino.

Aquí nos llevan a un paseo de violencia, de ver lo peor de la humanidad, de ser testigos de relaciones tóxicas, venganza y como nadie está exento de que en su vida haya al menos un poco de descontrol. Un paseo difícil, no para todos, pero que en su momento cimbró a todo un país.

Y tu mamá también (Alfonso Cuarón)

Háganle como quieran, pero esta es la verdadera obra maestra de Cuarón, esta es la que más le aportó al cine. Una road movie que se escuda en escenas sexuales, algunas que están adrede para que el espectador se sienta incómodo, un brillante uso de la narración vía voz en off, todo para hacer una crítica social muy digna. Las actuaciones de Gael, Luna y Maribel Verdú ahí quedan para la posteridad. Piedra angular de la nueva era del cine mexicano.

Macario (Roberto Gavaldón)

Nominada al Oscar como mejor película extranjera en 1960. Esta película es fundamental en la época de oro del cine nacional. La historia se presenta con un Macario que harto de su pobreza, sueña con comerse un pavo él solo. Su esposa le quiere cumplir el anhelo, es entonces que el Diablo, Dios y la Muerte entran a escena. Años después, Luis Estrada le rindió un digno homenaje en su película Un mundo maravilloso.

Las otras

Tal vez no son tan buenas, ni tan claves. Tal vez no sean mejor que Roma, pero también vale la pena tenerlas en cuenta y celebrar con un mega maratón de puro cine mexicano.

-Museo (Alonso Ruizpalacios). Gael García estelariza esta cinta basada en un hecho real: dos jóvenes robando el Museo de Antropología de la CDMX.

-El infierno (Luis Estrada). Todo un despapaye, entre mucha comedia se asoma la oscura realidad del narco en México. El Cochiloco y el Beny ya son parte de la cultura pop nacional.

-Ánimas Trujano (Ismael Rodríguez). Un crudo retrato a la desigualdad que desde siempre ha existido en México.

-El crimen del Padre Amaro (Carlos Carrera). Un padre que ve más bonita que la mismísima Virgen María, a una católica del pueblo. Su romance es perturbador.

-Después de Lucia (Michel Franco). Crudísima película sobre el bullying y sus consecuencias entre jóvenes, uno de los finales más duros que he visto en mi vida.

-Viridiana (Luis Buñuel). Buñuel explota su lado anti religioso, con una película brutal, en la que se muestra que a veces hay quien muerde la mano que le da de comer.

-Nosotros los pobres (Ismael Rodríguez). Pepe el Toro es inocente, una de las mejores películas que nos heredó Pedro Infante.

-Santa Sangre (Alejandro Jodorowsky). Del muchas veces incomprendido Jodorowsky, aquí nos muestra una crítica a los cultos y un hombre enajenado con su madre, al puro estilo Psicosis.

-Temporada de patos (Fernando Eimbcke). En su simpleza recae el encanto. Una tarde sin luz, así se entretiene este pintoresco grupo.

-Rojo amanecer (Jorge Fons). La masacre del 68 vista desde la intimidad de una familia que vive en Tlatelolco.

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