Por Óscar Beltrán
La cinta La chica en la telaraña es una adaptación de la trilogía Millenium del escritor sueco, Stieg Larsson, quien murió de pronto sin saber que su obra sería uno de los fenómenos literarios más importantes del presente siglo. La antihéroe Lisbeth Salander se convirtió en un personaje aplaudido por personas de todas edades, debido a lo crudas y realistas de sus aventuras. Larsson pensó en llegar a hacer diez libros sobre el tema. Es así como le cedieron la pluma a David Lagercrantz, quien ya ha escrito un par de tomos.
Y es justo la obra de Lagercrantz la que se retoma para la nueva adaptación al cine de Salander, ahora interpretada por Claire Foy y dirigida por el uruguayo Federico Álvarez (Posesión infernal, 2013; No respires, 2016). Atrás han quedado las geniales adaptaciones suecas de la trilogía original —oscuras y violentas. Después vino la versión de Hollywood con David Fincher en la silla de director, protagonizada por Daniel Craig y Rooney Mara (nominada al Oscar por este papel).
La nueva incursión de Salander a la gran pantalla viene a ser la cuarta parte de la historia Millenium, aunque se siente muy alejada de lo anterior que hemos visto de ella en el cine. Atrás ha quedado el lado oscuro, sangriento, desfachatado, para dar paso a una película que se siente más como una historia de espionaje.
Mientras pasa la historia pareciera que estamos viendo algo estilo Jason Bourne o James Bond, pero en realidad es Salander hackeando al gobierno de Estados Unidos, enfrentando a la mafia rusa liderada por su sicótica hermana. Ahora se utilizan más los gadgets tecnológicos y la lucha cuerpo a cuerpo.
En esta nueva aventura, Lisbeth Salander se presenta como una heroína, con grandes dotes para pelear, pero se siente corto ese lado de feminismo radical, que lucha contra los hombres malos que abusan de las mujeres indefensas. También su sexualidad no se muestra como es tradición en este personaje bisexual, por lo que al final esta es la versión políticamente correcta de la saga.
Si eres de los que se hizo fan del periodista de la ficticia revista Millenium, Mikael Blomkvist, aquí pasa a ser un mero relleno, casi se siente ausente: una anécdota más. Todo se centra en Salander enfrentando a sus demonios y al acecho de esa hermana que abandonó en su infancia, dejándola en manos del abusador de su padre.
Si no eres fan clavado de los libros, esta película vale la pena ya que tiene una fotografía hermosa, secuencias de acción de manufactura impecable, actuaciones dignas, y una buena historia al estilo del espionaje clásico. En cambio si eres fan, tal vez te resulte decepcionante que le quiten cierta violencia, pero se siente necesario para abarcar más público y que en esta ocasión la chica del dragón tatuado sobreviva a más de una película.
Me doy la oportunidad de decir que como fan de la saga literaria, esta película me resultó más fresca y entretenida que aquella que dirigió Fincher, quien por cierto ahora es el productor. Divierte al grado de que no da recesos; es decir, es complicado que te aburras, pues todo el tiempo está pasando algo, es una película con muy buen ritmo.
Como último detalle, siempre me sacará de onda que esta película —ambientada en Estocolmo— es hablada en inglés, pero todos tienen acento inglés o sueco, lo cual por momentos se escucha raro y pareciera fingido, pero así es la meca del cine.
