El cuarto álbum de larga duración del compositor británico es, incuestionablemente, su producción más sensible hasta ahora.
En 2011, teniendo solamente 22 años, James Blake lanzó su primer disco. El cual alcanzó un impacto tan inmediato que, desde entonces, lo ha convertido en referente incuestionable de la música en nuestro tiempo.
Habiendo surgido con un sello claramente electrónico, los sonidos de Blake han sabido caminar con una elegancia notable entre el pop, el dubstep, el blues y el R&B. Su más reciente producción, Assume Form, es una clara muestra del armónico ecleticismo que James Blake ha alcanzado como artista.
El nuevo material de James Blake
Aunque aparentemente Assume Form sea la producción más ligera y lúdica en su carrera, se trata también de su trabajo más honesto y emotivo. En una entrevista con la revista Dazed, Blake confiesa que, tras haber publicado lo que se convirtiera en el primer sencillo de su nuevo álbum, “Don’t Miss It”, en mayo de 2018, tomó consciencia de lo importante y urgente que le resultaba hablar de sus emociones, temas que había venido evitando durante muchos años. Es justo esa determinación la forma que decide asumir Blake en su nueva etapa.
El resultado es una miniaturista y sutil suma de exploraciones y preguntas, que van desde “I’ll Come Too”, la más definitiva y naif carta de amor que acaso haya escrito en su historia —y probablemente mi track favorito en el álbum—, hasta piezas como “Power On” o la propia “Don’t Miss It” que resultan oportunos y lúcidos ensayos de la existencia en estos días.
Otro punto que ha contribuido a que Blake se convierta en una pieza medular de la creación musical contemporánea es su búsqueda de colaboraciones (y el impecable criterio bajo el que las establece y construye). Assume Form, en ese sentido no es ninguna excepción: entre otras tres adhesiones acertadas (Travis Scott, Moses Sumney y hasta André 3000 —posiblemente el track más estridente del álbum—), “Barefoot in the Park”, su trabajo con la icónica cantante Rosalía, es sin duda uno de los grandes himnos que dejará el 2019.
Pese a las contradictorias opiniones, Assume Form es un disco entrañable que muestra la increíble vulnerabilidad de uno de los autores más sofisticados y relevantes de nuestro tiempo. Un verdadero regalo para quienes preferimos seguir sintiendo.
