La historia cultural de Guadalajara sería imposible de narrar sin el culto a la virgen de Zapopan. Su imagen y devoción se remonta a la segunda mitad del siglo XVII, cuando los acuerdos sincréticos entre españoles e indígenas apaciguaban los conflictos bélicos en el Occidente de las nuevas tierras conquistadas.
El testimonio más antiguo que se tiene sobre el culto es del cronista franciscano Antonio Tello, escrito originalmente alrededor de 1650:
En la provincia de Tonalán, como legua y media de la ciudad de Guadalajara, está un pueblo llamado Tzapopa, de poca gente, que en la conquista tuvo mucha, y en él tienen los indios una imagen de la Virgen Santísima, de mucha devoción y veneración, a quien acuden muchas gentes de diversas partes á tener novenas, pidiendo remedio para sus necesidades…
La mayor muestra devocional a la zapopana se lleva a cabo todos los años el 12 de octubre en una peregrinación que va de la Catedral de Guadalajara a la Basílica de la exvilla maicera. Este peregrinaje se remonta también al siglo XVII, cuando los fieles solicitaban sacar a la imagen de su altar y llevarla a otros sitios para solicitar favores milagrosos.
Sin embargo, fue hasta 1734 que se tiene registro de que el Cabildo de Guadalajara solicitó el patronazgo de la imagen santa para combatir tempestades y rayos. Y cualquiera que haya vivido una temporada de lluvias en el Valle de Atemajac podrá constatar que en ciertos momentos de excesos hidrológicos, no queda más remedio que solicitar ayuda divina. Y en una época donde el sistema de drenaje era aún más precario que en nuestros días, no resulta tan sorprendente comprender el agradecimiento público a la virgen.
Algunos historiadores aseguran que la presencia de la imagen zapopana se hizo tan necesaria en la capital de la Nueva Galicia (a veces se quedaba hasta un año en Guadalajara) que para evitar conflictos con los habitantes del poblado maicero, comenzaron a regularse las visitas.
Así fue como, después del siglo XVIII, la peregrinación y devoción comenzó a adaptarse a las peculiaridades de cada época histórica. Después de la Independencia, por ejemplo, a la virgen se le nombró la Generala, ya que fue elegida como protectora por las fuerzas insurgentes, quienes declararon la independencia del reino de Nueva Galicia el día de su fiesta principal, el 13 de junio.
La fecha conmemorativa ha ido cambiando con los años, según el recorrido mismo de la virgen y el crecimiento de la ciudad, pues cada vez visita más templos y más casas para ofrecer sus “servicios milagrosos”.
Fue para la década de 1950 que el arzobispo José Garibi Rivera dispuso que el día del regreso de la venerada imagen se cambiara al 12 de octubre, para aprovechar que muchas escuelas y negocios paraban labores por celebrar la fecha oficial del “descubrimiento de América”.
Es así como este culto y peregrinación se ha ido adaptando a las modificaciones urbanas y culturales de Guadalajara y sus pueblos colindantes. Ahora, Zapopan y la Catedral están unidas por una misma mancha urbana en la que no se diferencian separaciones de poblados y la peregrinación recorre el trazo urbanístico según las modificaciones viales de la época.
Parte del siglo XX, la peregrinación recorrió la ruta Alcalde-Ávila Camacho; pero con las obras de la línea 3 del Tren Ligero, la ruta se ha modificado para volver a la antigua carretera a Zapopan, que hoy se denomina como Avenida de las Américas.
Te presentamos algunas imágenes recientes e históricas de este culto que aún en nuestros días continúa siendo fiesta identitaria de Jalisco.
La Normal alrededor de la década de 1960. Aquí se intersectan las avenidas Alcalde y Ávila Camacho: antigua ruta de la peregrinación zapopana.
Antigua carretera a Zapopan, hoy en día prolongación de la Avenida Américas. Al fondo se observa la Basílica de Zapopan. Hoy en día, la peregrinación avanza por esta ruta.
