Análisis de este documental mexicano: La salud en México siempre será tema de debate, y Familia de Medianoche aporta un nuevo testimonio, nacido de la necesidad y los acelerones de una ambulancia nocturna.
El documental mexicano Familia de Medianoche nos coloca en situación con un simple dato, suficiente para justificar los hechos de la película:
La Ciudad de México tiene menos de 45 ambulancias públicas para 9 millones de habitantes.
Es así que las ambulancias particulares cubren una importante función, y la familia Ochoa, protagonista de esta cinta, es la más consciente de esto. Se ofrece no sólo una ventana a observar la presión de la emergencia, también un vistazo a la cotidianidad de una familia que carga con sus propios problemas.
El documental evita el uso de encuentros directos con los protagonistas. Si bien, hay un par de ocasiones donde hablan con el camarógrafo, la naturalidad existente en los eventos documentados jamás se pierde gracias a que la producción se pierde de forma efectiva, limitándose a ser observadores y escuchas.
El acierto de desdibujar las figuras que trabajan detrás del filme beneficia enormemente a la película. Después de todo, no hace falta realmente: los accidentes y cómo actúan frente a ellos es suficiente para el espectador. De igual manera, los momentos de paz jamás llega ya que la riña familiar y el constante miedo a las fuerzas de la ley ayudan a incrementar la tensión.
Es de esta manera que la ambulancia se convierte en uno de los puntos focales del documental. Es a través de este vehículo que vemos la diversidad de accidentes a los que tienen que acudir. La familia Ochoa lo sabe; entre ellos se recuerdan constantemente que es la proveedora, y sin ella, no tienen nada.
También existe un recorrido estratificado y social a través de los casos que atienden los Ochoa. Hay llamadas que se basan pura y únicamente en los típicos accidentes, mientras que otras buscan recuperar lo violento e indignarte que puede ser la vida nocturna de una ciudad. Sin embargo, jamás se pierde el apartado estético, ya que el filme es muy inteligente en qué mostrar o no en el encuadre: nunca entramos en el terreno de la extrema violencia o lo grotesco.
Desafortunadamente, para todos, las cosas no pueden ser gratis. Existe una ambigüedad moral acerca de la forma en que operan las ambulancias: si bien se busca salvar al paciente, se le debe realiza un cobro por un servicio que se rapiñan otras ambulancias mutuamente. Las carreras entre estos vehículos será algo normal durante el filme.
Podemos ver cómo dentro de la ambulancia se busca convencer a los pacientes para llevarlos a hospitales privados para que los paramédicos se puedan asegurar un pago mínimo. Es por esto que vemos a la familia tener roces con la policía en un par de ocasiones, incluso se menciona lo primordial de poseer la documentación para evitar problemas más grandes.
Después de todo, el documental también retratar aquellos que conducen la ambulancia. Hay regaños, enojos, insultos, frustración… todo lo que significa estar dentro de un negocio familiar. El documental presenta la realidad de un problema, pero también a aquellos que viven de él.
Familia de Medianoche no busca culpar o engrandecer a nadie, sólo retratar una realidad que ha surgido de la incapacidad de cubrir un servicio tan básico como lo es pedir una ambulancia. Es aquí donde entran las ambulancias particulares, que para bien o para mal, seguirán allí, buscando pacientes y una forma de ganarse el pan de cada día.
